lunes, 7 de febrero de 2011
Los Yazidis — Verdaderos Adoradores del Diablo
Los Yazidis — Verdaderos Adoradores del Diablo
En el Medio Oriente existe una secta de adoradores del Diablo conocida como los Yazidis.
Los Yazidis -o Yezidis- son miembros de una antigua minoría religiosa kurda, cuyas raíces se remontan a 2000 años antes de Cristo, en la era del Mitraísmo. El Yazidismo fue en alguna época la religión oficial de los kurdos. Debido a la Islamización obligatoria el número de Yazidis se redujo hasta los 800.000 de hoy en día.
La ubicación de los asentamentos Yazidi se encuentran en el territrio que hoy denominamos Kurdistán. El centro religioso del Yazidismo se halla en Lalish, ubicada al norte de Iraq, cerca de la ciudad de Mosul. En la actualidad hay unos 30.000 Yazidis residiendo en Alemania, donde se les ha concedido asilo político debido a la persecución religiosa de la que son objeto en su país por parte de los seguidores de la fe musulmana.
A lo largo de su historia, esta persecución religiosa fue también la razón principal debido a la cual resultó imposible para los Yazidis el desarrollar una literatura propia. Por tanto, fue extremadamente dificil que la cultura y religión Yazidi se desarrollaran libremente. La consecuencia más grave de ello es que no existe en la actualidad algo que se asemeje a una teología del Yazidismo..
La religión Yazidi es una de las más antiguas religiones controversiales del mundo. El hecho que Sheik-Adi Ibin Mustafa (quien viviera alrdededor del año 1162 E.C.) introdujera un cambio radical en la religión Yazidi cuelga como un oscuro velo en el pasado Yazidi. Se sostiene de manera unánime que esta religión existía antes de Sheik-Adi, pero bajo otros nombres, y por supuesto con otras Tradiciones y Costumbres. Su relativa condición de adoradores del Diablo parte de un sincretismo religioso peculiar en extremo, por cuanto bebe en fuentes zoroastrianas, judías, maniqueas, nestorianas e islámicas.
El halo de misterio en el que están envueltos —mismo que ha mantenido ocultas sus creencias y prácticas por temor a ser perseguidos por tener una religión que yace fuera de la esfera de la aprobación ortodoxa— sólo ha servido para fortalecer el recelo y los prejuicios de otras religiones con respecto a este pueblo, y a principios del siglo XX era muy poco lo que se conocía de ellos. Una y otra vez se han resistido a convertirse al Islam o al Cristianismo -excepto cuando toman ciertas costumbres externas durante un período de tiempo para evitar una segura destrucción.
Como los Yazidis se habían rehusado a poner por escrito sus creencias religiosas, la ley Islámica no les concedió los mismos derechos que otorgaba a los Judíos y Cristianos como "pueblos de un libro". A diferencia de los demás grupos tribales kurdos, los Yazidis podían ser tratados -bajo cualquier pretexto- como prófugos de la ley, asesinados, o vendidos como esclavos, y despojados impunemente de sus tierras y posesiones. Sólo hasta 1849, cuando un edicto emitido por el Imperio Otomoano les reconocía oficialmente como un pueblo legítimo, serían eximidos de "toda obligación ilegal, prohibida la venta de sus hijos como esclavos asegurado el goce total de su religión, y colocados al mismo nivel que las otras sectas del imperio".
Nadie sabe cuántos Yazidis existen. Los hombres siempre se han escondido de los encargados de llevar el censo para evitar el reclutamiento en el servicio militar. En el siglo XVIII había alrededor de un millón. Hoy en día tal vez hayan cien o ciento cincuenta o doscientos cincuenta mil de ellos. Muchos han sido masacrados o han sido desplazados de sus hogares ancestrales al norte de Iraq debido al clima político actual de la región.
Sus Creencias
A diferencia de los Satanistas, los Yazidis creen firmemente en la existencia de deidades. Según la religión Yazidi, Dios está tan ocupado en sus propios asuntos que ha designado a varias entidades espirituales -Maliks- para hacerse cargo de un planeta específico; el encargado de la Tierra es conocido como Malik Taus, el Ángel Vanidoso.
Para los Yazidis, Dios es tan compasivo y misericordioso que no se preocupan mucho por complacerle; en lugar de ello rinden tributo a Malik Taus.
Malik Taus encabeza el panteón sagrado de esta comunidad crepuscular, y es denominado igualmente "Señor del Crepúsculo" ; se le considera el poder supremo que regenta los asuntos humanos, junto a seis ángeles, y todos ellos reciben su culto en forma de pavos reales situados sobre grandes candelabros de bronce.
Según la religión yazidi, Dios creó el mundo bello y resplandeciente, pero Malik Taus se rebeló contra Él, objetando, entre otras cosas, que no podía haber Luz sin Oscuridad, Día sin Noche; desde entonces, el mundo depende de tan singuar Diablo, al que se rinde pleitesía por medio de rituales vinculados al culto iranio del fuego. Claro está, los yazidis niegan la existencia del Mal en la acepción judeocristiana del concepto, estimando que la transgresión de las leyes divinas se expía por medio de lo que en Occidente llamamos metempsicosis (transmigración de las almas, hasta la definitiva purificación de éstas). Del mismo modo, creen que el gobierno que ejerce Malik Taus sobre elmundo comprende una duración de diez mil años, y su personal teología se resume en la máxima "El Mal existe para que el Bien brille mejor".
A pesar de haberse negado constantemente a poner por escrito sus enseñanzas, costumbres, creencias y tradiciones, los Yazidis tienen el eqivalente a lo que en Occidente suele conocerse como 'textos sagrados': el Al-Jilwah (o Revelaciones) que consiste en un relato cosmogónico -es decir, el mito Yazidi sobre la creación- y el Mashaf Res (Libro Negro) un libro que describe en todo detalle las reglas y normas de su fe. Estos libros serían transcripciones de la tradición oral Yazidi compuestos por uno de sus líderes espirituales más conocidos, Sheik Adi, en el siglo XIV, y su lectura estaba prohibida a los 'infieles'. El pueblo Yazidi considera estos escritos como sus Escrituras, y distan mucho de ser los mata-gatos producto de la cultura cristoide.
Los Yazidis jamás han quemado una iglesia -mucho menos una mezquita- nunca han blasfemado por el placer de desafiar la autoridad, ni se han enfrascado en orgías sangrientas en el nombre de Satán. Para ellos, la Adoración del Diablo es una religión aprobada por Dios mismo, una cultura en sí misma, no una cuestión de rebeldía juvenil con el cual jugar. Jamás ha tenido que ver con antiguos grimorios o profanar tumbas a medianoche en un cementerio abandonado a la luz de velas fabricadas con grasa de recién nacidos. De hecho, nada tiene que ver con lo que muchas personas denominarían 'lo oculto'.
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